lunes, 26 de noviembre de 2007




El Zorro y el Ñandú se van de vacaciones


El zorro se peinó su larga cola y fue a visitar a su amigo el ñandú. El ñandú estaba probándose sombreros a orillas de la laguna mientras se miraba reflejado en el agua. El zorro extrañado le preguntó:- ¿Qué estás haciendo?- -Me estoy preparando para irme de vacaciones! -Y adonde? -No sé! Quiero viajar! Cambiar de aire! Conocer el mar! Ahí está! Me voy al mar! Querés venir? -No sé. Qué es el Mar? -Sos un bruto! No tenés mundo! El mar! El océano! Donde hay tanta agua que podés ver el infinito. Playas de arena. Mucho sol! Todo el mundo se va al mar. -Dale! Te acompaño!
Los dos amigos caminaron por el campo hasta llegar a una ruta muy transitada. -¿Ves? le dijo el ñandú! Todos se van de vacaciones!_ - ¿Y vos sabes para donde queda el mar?_ Preguntó el zorró. -Para allá- Dijo el ñandú señalando un cartel que decía Mar del Plata 250 km
El zorro se trepó sobre el ñandú y comenzó a hacer dedo para que alguien los levantara.
Después de mucho esperar paró una camioneta cargada de pollos. El conductor les preguntó si iban a Mar del plata y contestaron que sí. Cuando estaban a punto de subirse le preguntó al ñandú.- ¿Ese es un zorro? -No!- Dijo el ñandú -Es mi perrito. Se llama Chucho-. Parece un zorro… -No! Es un perro! Miré como ladra-. Y dirigiéndose al zorro le dijo:- Mostrále al señor como ladrás- El zorro dijo:- Guau! Guau!- -Está bien. Entonces suban que los llevo-. Contestó confiado el conductor.
Se acomodaron entre las gallinas que comenzaron a cacarear al reconocer la presencia de su mayor enemigo. Al zorro se le hacía agua la boca ante tantos manjares Pero el ñandú le advirtió._-Si no querés ir caminando vas a tener que hacer un esfuerzo y portarte bien-. El zorro le contestó:- Guau! Guau!-
Con el traqueteo de la camioneta, finalmente el ñandú se quedó dormido. El zorro pensó: Habiendo tantas gallinas si falta una no se van a dar cuenta. Era el momento justo para deleitarse con su plato favorito: gallina fresca. Eligió la más gordita y se la comió. Estaba tan deliciosa que decidió comerse otra y otra y otra.
Las gallinas alarmadas comenzaron a cacarear cada vez más fuerte hasta que el conductor frenó la camioneta y vio que le quedaban la mitad de las gallinas. Entonces los arrojó a la ruta mientras les gritaba:- Ladrones ¡asesinos! ¡Me han comido las gallinas!- El ñandú se largó a la carrera con el zorro trepado sobre sus plumas. Y el conductor los perseguía corriendo mientras les arrojaba con cuanta piedra encontraba pero el ñandú era muy rápido y pronto desaparecieron de su vista. -Por tu culpa ahora vamos a tener que llegar caminado-. Dijo el ñandú -No pude resistir la tentación-. Dijo el zorro. Detrás de un árbol vieron a un hombre que dormía roncando profundamente y junto a el había una bicicleta. Decidieron seguir su viaje pedaleando. El problema era que el si el zorro se sentaba llegaba al manubrio pero no podía pedalear. Y el ñandú si pedaleaba no podía tomar el volante. Entonces, el zorro tomó el volante y el ñandú pedaleó y así siguieron viaje. El hombre se despertó y comenzó a gritar:- Auxilio! Socorro! Ladrones! Me robaron la bicicleta-. Pero el ñandú pedaleó con fuerza hasta perderse de vista.
Mientras caminaban hacia el mar vieron grandes carteles con sus caras impresas. -Mirá-Dijo el zorro. -Nos están dando la bienvenida-. -Qué alegría- respondió el ñandú-. Pero los carteles decían Buscados . Ladrones de bicicletas. Devoradores de gallinas.
Finalmente llegaron a la playa. Estaban felices de haber logrado con éxito su objetivo y corrieron a zambullirse en el mar. -Ah!!!!!!!!! Esto es vida!- Decía el ñandú… Al zorro una ola lo envolvió con toda su fuerza y después de revolcarlo unos metros lo arrojó a la playa totalmente mareado. El ñandú con sus largas patas sorteaba con elegancia las olas. Mejor me quedo tomando sol, pensó y se acomodó en un par de reposeras y una sombrilla. El ñandú sacudió el agua sus plumas y se sentó a su lado.
Abrieron una canasta conteniendo una vianda y comenzaron a engullir sándwiches, frutas y galletitas. Cuando tenían la boca llena, el dueño de las reposeras, la sombrilla y la vianda se acercó furioso viendo que le habían ocupado su lugar y se habían comido su almuerzo. -Se puede saber qué están haciendo? Preguntó furioso el hombre, mientras el nene lloraba y la mujer gritaba -¡Policia! ¡Llamen a la policía!- -Estamos de vacaciones- respondió el zorro. -Estas son mis cosas-. Dijo furioso el hombre. -Esta es una playa pública- respondió el ñandú. -Pública es la arena y el mar, no mis sándwiches-. ¡Fuera de aquí! ¡Atorrantes!
Se escucharon las sirenas de la policía, la gente comenzó a agolparse. Ante semejante revuelo decidieron escaparse a la carrera y los policías corrían detrás con redes para cazarlos pero se escondieron en una cueva entre las rocas.
A la noche cuando no quedaba nadie en la playa, volvieron para ver si encontraban algo para comer. El zorro estaba decepcionado. Las olas eran demasiado grandes. No le gustaban las almejas, ni el pescado. Las gaviotas volaban antes de que pudiera acercarse. No había ratoncitos de campo, ni pajaritos. El ñandú también estaba triste. No había pasto para comer, ni matorrales donde poder empollar sus grandes huevos. La experiencia de las vacaciones en el mar no fue lo que esperaban.
Cuando estaban distraídos dos redes cayeron sobre ellos. Los policías los condujeron al zoológico hasta que llegara una autoridad y decidiera que hacer con ellos. Al día siguiente llegó un juez que les explicó una por una todas sus fechorías: Devorar gallinas ajenas. Mentir, simulando ser un perro. Robar una bicicleta que no les pertenecía. Ocupar sombrillas y reposeras. Comerse el almuerzo de una familia. Escapar de la autoridad.
Y luego de retarlos les dio dos opciones. Una era volver al campo y nunca más volver o Quedarse para siempre en el zoológico. Ellos le pidieron perdón al juez, llorando arrepentidos. El juez se compadeció y decidió trasladarlos al campo bajo la promesa de que nunca más saldrían de allí.
Los dos amigos se abrazaron felices de poder volver junto a sus parientes y amigos.
Fin
















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